El equipo técnico nos ocupamos de que el
equipo siga mejorando. Porque solo aquel que mejora avanza en sus competencias;
en sus habilidades. Abandonamos la idea de bajar nuestro nivel y únicamente
trabajamos para mejorarlo. Este es el reto que nos plantemos para la fase
regular.
Los resultados, sean aceptables o reprochables, están siempre allí. Cada partido termina con
un resultado, y valorar nuestra actuación en base únicamente al resultado es,
cuanto menos, una visión muy limitada del partido. Sin olvidar que para llegar
al resultado final siempre hay un historia detrás que sí merece ser analizada.
Extraer de ella las correctas acciones de juego y también aquellas que son
mejorables. Merece la pena hacer la lectura de los partidos en términos y
momentos concretos. Con este propósito, propongo a los jugadores que piensen en
tres tipos de acciones que realizaron
satisfactoriamente (dos de ataque y una de defensa) y una acción de juego en la
qué su actuación fue errónea.
A la vista de los resultados numéricos,
observamos un punto de inflexión en el partido; justo el tercer período donde
una diferencia de 18 puntos sentenció el resto del partido. Este, el tercero
fue nuestro peor período en cuanto a puntuación se refiere. En concreto, este
parcial de 18 puntos se produjo del minuto 15 al minuto 20 (5 minutos) del
segundo período donde el equipo local anotó en 13 ocasiones por solo una
nosotros.
Las imprecisiones en ataque eran
constantes, la defensa presión toda la pista del equipo local conseguía sus
frutos con cierta facilidad y no nos importaba que así fuera. Poco diálogo
entre los nuestros para no cometer los mismos errores una y otra vez. En ataque estático ningún intento en Shuffle
para seguir tratando de construirnos una ventaja. Solo improvisación y malas
selección de tiros.
La defensa inamovible permitía
lanzamientos de 3 puntos sin puntear cosa que aprovecharon muy bien con 2
triples consecutivos. La defensa zonal
intenta hacer dudar al rival y obligarle a lanzar de lejos pero eso no
significa que deban hacerlo sin oposición. Cada vez que el balón está detenido
(no bote) debemos defenderlo a menos de 1 metro de distancia como si
estuviéramos defendiendo en defensa individual y el resto de jugadores en
constante movimiento para ajustar la posición en función de donde se encuentra
el balón. Los desplazamientos deben producirse con el balón, esto significa en
cada pase, todos los defensores ajuntan la posición. No cabe duda que este es un punto a mejorar y
que seguiremos trabajando en los entrenos.
En cambio, si cerramos en general, las
penetraciones a canasta en defensa zonal. La presión zonal toda la pista estuvo
acertada en bastantes ocasiones y permitió robar balones importantes. Mención
especial a las perdidas de balón en saque de banda o fondo que permitieron al
equipo local meterse en el partido y coger las primeras ventajas en el
marcador. Tardamos demasiados minutos en concentrarnos en nuestras tareas,
igual nos pasa en los entrenamientos, cosa que hace que el equipo se resienta
anímicamente. Si además no tenemos acierto en los lanzamientos aún se
incrementa más la ansiedad por anotar. Por esto motivo, insistimos tanto en los
entrenamientos, que no podemos estar tan rápidamente distraídos debemos parar un momento y pensar cual es mi
cometido en todo momento o preguntar para no dudar en la pista.
Un apunte sobre el arbitraje el cual me
pareció muy correcto y acertado. El respeto hacia el oponente, el arbitro y
hacia nosotros mismo es un valor que sí podemos presumir y seguir
demostrándolo.
Resultado final: CE Joventud l’Hospitalet
[85] – Manyanet Bàsquet [49]
Os espero el próxima martes en el
entrenamiento.
Un abrazo,
Joaquim Vilella
Entrenador Junior Masculino